BOTICA SANTO DOMINGO

por: Andrea Farías | 27/02/2023

La primera farmacia desde 1948

Al hablar de referentes en atención y dotación de medicamentos en nuestra ciudad, lo primero que se nos viene a la mente es, Botica Santo Domingo.

Con 75 años atendiendo las dolencias de los ciudadanos, este lugar se ha convertido en uno de los referentes del cantón y la provincia y es que su trayectoria y credibilidad no se pueden poner en tela de duda, cuando de salud se trata.

Fue fundada por el año de 1948 de la mano de Don Ramón Chérrez y Ana Muirragui, quienes vivían en Quito y trabajaban en la botica Pichincha, decidieron aventurarse a lo desconocido y llegar a este rincón del país.

Fueron los creadores de uno de los primeros comercios de la región.

Don Ramón Chérrez y Doña Ana Muirragui un matrimonio visionario que, en enero de 1948, decidieron establecer la primera farmacia en un caserío con exuberante, lluviosa y extensa selva tropical, conocido hasta ese entonces como Santo Domingo de los Colorados.

En una zona donde iniciaría no sólo el futuro sino probablemente su familia, demostraron tener un espíritu aguerrido, de genuino sentimiento de servicio a la comunidad, y por ello, plantaron raíces. Sus ojos, vieron el crecimiento de aquel pueblito, contribuyeron activamente para que se convierta en una importante ciudad. Tras 75 años, aquella pequeña Botica Santo Domingo brindó un importante aporte a la ciudad y se crearon cinco sucursales que representan una respetada referencia profesional de ética farmacéutica al servicio de la comunidad transmitida en tres generaciones.

¿Háblenos de los inicios de la Botica Santo Domingo?

Es una larga historia que se remonta a mediados de 1940. mi padre, Ramón Chérrez trabajaba en Quito en la Botica Pichincha donde conoció a mi madre Ana Muirragui que era asistente de contabilidad.

Después de su enamoramiento ellos se casaron, el suegro le recomendó: “ve a Santo Domingo porque esa es una tierra de futuro, esa tierra será muy importante en décadas posteriores” y parece que fue un consejo acertado.

Así que con mi madre viajaron a Santo Domingo, y en 1948 nada menos que hace 75 años y poquitos meses después nació Jorge, (Jorgito el primogénito de 8 hijos) fundaron la única y primera farmacia en este maravilloso lugar. De esta forma, comenzaron a escribir juntos una gran historia, llena de valentía, generosidad e incansable servicio a la comunidad. Mis padres fundaron la primera botica que establecieron en el año de 1948 en Santo Domingo de los Colorados, jóvenes y llenos de ilusiones en una pequeña parroquia donde estaba todo por hacerse.

Jorge Chérrez añade; Imagínese por un minuto, lo valiente que han sido mis padres como pioneros cuando llegaron a Santo Domingo de los Colorados (hoy Tsáchilas). En aquella época, era un caserío perdido en la selva donde apenas habitaban unas 300 familias. Mis padres al llegar encontraron un lugar con una rica fauna y flora, cuya economía se basó desde siempre en la agricultura. Sin embargo, a la vez, era un punto invisible en los mapas de esos tiempos.

A mis padres los recibió un rincón del Ecuador, al pie de la cordillera entre los Andes y el Océano Pacífico y cuya conexión con el mundo, era una carretera, si así se la pudiera llamar con destino al puerto de Manabí. Aquella vía de tierra resultaba peligrosamente angosta, infernal e intransitable por las lluvias y los continuos deslaves que, a punta de pico, pala y sudor, había que dejar transitable.

¿Cuál era la forma para abastecerse de medicamentos por aquel tiempo?

En aquella época, eran muy escasos y se atendía a los pacientes con fórmulas magistrales. Mi padre conocía los secretos para su preparación, trabajó en los laboratorios farmacéuticos y farmacias en Guayaquil y Quito. Hoy en día nuestros clientes nos ubican en nuestra matriz y sucursales, venían y vienen por el prestigio que supimos ganarnos durante 75 años.

 ¿Lcdo, Chérrez, sus hermanos se dedican también al área farmacéutica?

¡No!  ellos tienen sus trabajos, familias en Quito y en Guayaquil. Cada cual tiene su ocupación, pero están atentos con lo que sucede acá, continúan ligados a la farmacia; Carlos es Pediatra, Nelson es Ginecólogo, Ramón es Capitán de Navío, José es Ingeniero de Sistemas, Ana de Lourdes es Administradora de Empresas, Cecilia es Periodista, Sandra Elizabeth es Bioquímica Farmacéutica (y ve todo lo relacionado a determinados requisitos de ley) y yo, que me licencié en Administración de Empresas.

Con todos mis hermanos y hermanas somos socios y tras el fallecimiento de nuestro padre, conformamos la compañía Ryapharma, la cual administré desde el 2002. Y desde hace unos años, mi esposa Martha Abad se hizo cargo de la gerencia de los cinco puntos de venta.  Ahora, estoy como asesor de la gerencia.

Estudió administración de empresas ¿lo hizo pensando que algún día administraría la farmacia?

No, no estaba planificado con esa finalidad, inclusive recién graduado en 1974, buscaba ubicarme en Quito y mi madre me dijo: “ven este verano, ayúdanos un poco, así te familiarizas. Estás recién graduado y así ganas experiencia”. Entonces vine, y poco a poco fui conociendo e integrando más responsabilidades; y ya no me fui a Quito.

Las necesidades de la farmacia le abrieron el camino para los siguientes años.

Me involucré en cada uno de los procesos de la farmacia. Para que tenga una idea, yo era el contacto entre Santo Domingo y Quito, donde estaban los proveedores. Me encargaba de revisar inventarios, realizar los pedidos, cancelar facturas, conducía la camioneta y viajaba de Santo Domingo a Quito para negociar con los laboratorios.

Con el clima de la zona, no resultaba un paseo turístico los viajes a Quito.

Para nada turístico, en invierno es muy lluvioso. Cuando la carretera era nueva, los taludes se desprendían. Había demasiado peligro y muchas veces tuve que regresarme en medio de la noche por los enormes derrumbes que aparecían, tanto cuando iba o regresaba de Quito. Y es que despejar la vía podía tomar varios días. Y cuando tenía un pinchazo al filo de precipicios, y me tocaba cambiar la llanta bajo una lluvia que parecía que el cielo, se había roto.

¿Cuántos años tuvo que realizar los viajes a Quito para reponer inventarios?

Fueron 15 extenuantes años de idas y vueltas en una carretera que no era ni la sombra de la actual y que me dejaba muy maltrecho. Cuando Santo Domingo fue creciendo, llegaron otras farmacias; entonces, los laboratorios se interesaron y comenzaron a enviar vendedores. Sin embargo, no todos los laboratorios tenían representantes e igualmente había que viajar a Quito.

Con el tiempo, el crecimiento de la ciudad y de la población, se generó una demanda que obligó a ser más eficientes y ello se traducía en contar siempre con todos los medicamentos. Y así lo asumimos nosotros. Por ello, hoy aquí la gente dice: “Si buscas un producto y no lo encuentras en Botica Santo Domingo es porque no hay en ninguna parte”.

“Nuestros almacenes cuentan con productos de todos los laboratorios”

¿Contar con todos los productos y manejar precios atractivos es la mejor estrategia comercial frente a la competencia?

Mantener el inventario completo, así como ofrecer precios accesibles, son sólo un segmento de las diversas acciones a tomar en tiempos con tanta competencia. El otro segmento es “La buena atención a los clientes resulta vital, y nuestras colaboradoras siempre están dispuestas a dar lo mejor de ellas”.

La atención ¿En definitiva, ese es el segmento que permite cerrar el círculo para competir?

Absolutamente, ese es el segmento que cierra el círculo, se debe mantener un alto nivel de atención a los clientes. Nuestro trato es de vecinos, de amigos, de familia y no hay que verlo como objetivo de negocio. Aquí también llegan los hijos o nietos de quienes son o han sido clientes desde siempre; entonces resulta una sucesión de generaciones con quienes nos relacionamos más allá del interés de conseguir una venta.

¿Cuál es la palabra mágica que les permitió 75 exitosos años en el área farmacéutica?

¿En una sola palabra?  “oídos”.  La gente necesita hablar, preguntar y, sobre todo, ser escuchada. A veces los pacientes no comprendieron ciertas indicaciones del médico y debemos tener la capacidad para responder todo lo que necesiten conocer sobre el medicamento a dispensar. Es decir, manejarse siempre bajo buenas, excelentes prácticas de dispensación.

¿Cuántos colaboradores trabajan en los 5 puntos de venta?

Son 34 colaboradores en diferentes áreas; contabilidad, bodegas, fuerza de venta, laboratorio y cajeras. Y el nivel de rotación es muy bajo; hay colaboradores muy antiguos con más de 20 años con nosotros. Les gusta la interrelación y se quedan, inclusive hay trabajadores de otras farmacias que quieren venir a trabajar acá.

¿Aún tienen laboratorio y realizan fórmulas magistrales?

¡Por supuesto, sí!  todavía continuamos ese legado de nuestro padre, hay demanda, sobre todo muchos médicos dermatólogos utilizan estas fórmulas.  Y es que aquí, el clima tropical es muy húmedo y precursor de diferentes afecciones de la piel.


¿La gerencia está ahora bajo la responsabilidad de su esposa, la Sra. Martha Abad?

Así es, ella tiene energía de sobra y la transmite a los cinco puntos de venta.

Sra. Martha ¿cuándo decidió integrarse a las labores de la farmacia?

Nosotros nos casamos el 2 de diciembre de 1992, hace 30 años. Desde un inicio me dediqué a mis hijos, pero a raíz de la enfermedad de don Ramón el papá de Jorge, que pasaba mucho tiempo en Quito, sentí la necesidad de ayudar a mi esposo en la farmacia; y con los años, gerenciarla.

¿Su trabajo de mucha responsabilidad y extenuante?

Así es, lo que sucede, es que la administración de la farmacia exige mucha responsabilidad, a diferencia de otro tipo de negocio, nosotros dispensamos medicamentos. En cuanto que es extenuante, sí es duro, pero es algo que me gusta, que llevo adelante con todo amor, los resultados se traducen en la confianza de los clientes, contamos con el respeto de los clientes, así como los médicos tienen en Botica Santo Domingo, no han sido gratuitos; son 75 años de experiencia y relación cercana con cada paciente.

¿Usted mencionó respeto y confianza no sólo de los clientes sino de los médicos?

Como le comentó Jorge, nosotros no estamos casados con nadie, trabajamos con todos los laboratorios y distribuidoras. Ello nos permite tener un variado inventario. Para que tenga una idea, los médicos nos llaman preguntando si contamos con tal o cual medicamento, porque según nos explican, otras farmacias les cambian la receta. Y los médicos, no estudian toda su vida para que después les cambien sus recetas.

Somos éticos y si por casualidad no contamos con el producto recetado, le informamos al doctor, y es él quien sugiere si se lo cambia por otro producto; pero no es que nosotros arbitrariamente cambiamos el medicamento.

Y en ese sentido nos sentimos muy orgullosos porque contamos con el reconocimiento del Ministerio de Salud por las buenas prácticas de dispensación.

75 años de conducta ética que heredaron de los fundadores.

El Sr. Ramón, no sólo fue pionero con la primera farmacia de Santo Domingo, su vocación de servir y conciencia cívica lo llevó a fundar el cuerpo de bomberos y fue su primer jefe. También participó en la junta parroquial para dotar de agua potable y canalización. Además, fue del Primer Comité de Provincialización y hoy somos provincia porque Santo Domingo estaba relegada del centralismo de la capital. Luego cuando ya se cantonizó, el Sr. Ramón, fue el primer presidente del Consejo Municipal.

Para que tenga una idea del sentimiento de servicio de Don Ramón le contaré…Aquí, en el año 1953 padecimos una grave epidemia de fiebre amarilla donde murió muchísima gente. El Gobierno tuvo que decretar en cuarentena a Santo Domingo.

Entonces, vino personal del servicio Panamericano de la Salud a vacunar a toda la población. Así que mi suegro, convirtió la botica en el centro de operaciones para las brigadas de vacunación, inclusive, en la botica se refrigeraban y custodiaban las vacunas, así como todo el material necesario para combatir la epidemia.

Una enorme conciencia cívica, la de su suegro Don Ramón.

El año pasado publicamos un libro llamado “Compromiso de vida” que recoge las funciones y responsabilidades que tuvo desde 1947 cuando recién llegó, hasta 1987 que por motivos de salud debió dejar las funciones y trabajos que tenía en servicio de la colectividad.

Hablando de hijos, ¿cuántos tiene?

Cuatro hijos, dos afuera y dos que se van integrando a la farmacia. Los que están en Santo Domingo son: Ramón Andrés, él es Ingeniero Biotecnólogo y César Alberto, graduado en Finanzas y Contabilidad. Mi hija vive en Quito y es Ingeniera Química y Jorge Osvaldo que vive en el exterior, él es Financiero.

Su mensaje a las nuevas generaciones.

Para ser pioneros, real amor de lo que hacen para servir a otros; capacitarse, tener mucha fe en Dios; y, sobre todo, pensar que hay lugares que por más lejanos que parezcan en nuestro mapa, no es que allí termine el Ecuador, sino llevar la convicción en el corazón, que allí, comienza la patria.

+